La isla de La Palma es reconocida en su conjunto, como un laboratorio en el que poner a prueba iniciativas multidisciplinares de desarrollo sostenible desde que, en 2002, fuera declarada en su totalidad como Reserva de la Biosfera. A diferencia de otras figuras
de protección, las personas tienen un papel protagonista ya que dicho reconocimiento lleva consigo el compromiso de toda la población en la gestión responsable de los recursos naturales. Si bien desde su declaración se ha avanzado en el cumplimiento de las funciones encomendadas, en la actualidad, ante la situación de emergencia climática y crisis medioambiental global, se están intensificando los esfuerzos para avanzar hacia una transición ecológica que ponga freno a la pérdida de biodiversidad, garantice el suministro de los beneficios ecosistémicos, y permita la creación de una economía y sociedad insular más sostenible, sana y equitativa. En este sentido, el vigente Plan de Acción 2013-2022[1] estableció como retos la mitigación y la adaptación al cambio climático, la gestión preventiva de riesgos, la soberanía alimentaria y la búsqueda de alternativas energéticas, entre otros, y despliega para ello las correspondientes acciones y actividades a llevar a cabo. Es por tanto motivo de alegría, y una responsabilidad firmar el compromiso y apoyar la elaboración participada de la Agenda para la Transición a la Energía Limpia de La Palma. Desde la Fundación Canaria Reserva Mundial de la Biosfera La Palma colaboraremos de manera activa en esta transición, dando continuidad al trabajo que se está realizando en esta materia, apoyando iniciativas que la promuevan y sirviendo de espacio de encuentro entre entidades públicas, asociaciones, ámbito científico, privado y en general entre todos los sectores de la sociedad, para la búsqueda de soluciones que permitan alcanzar la descarbonización del sector energético y socioeconómico de la Isla.
Cálculo de la huella de carbono: